martes, 24 de marzo de 2020

Ensayo - Biografías Lecto-escritoras

   
Biografías lecto-escritoras


Figura 1. Pensador  
Fuente: 123 RF

       En este ensayo pretendo tejer un diálogo histórico y biográfico que permita a grandes rasgos conocer el surgimiento de la lectura y la escritura, para luego articularlo con las diferentes dinámicas, escenarios y actores que han estado presentes en el acercamiento a la cultura escrita de las personas; entendiendo desde esta perspectiva la lecto-escritura como una práctica mediada por experiencias que se enmarcan desde aspectos sociales, políticos, históricos  y culturales que se tejen en lo subjetivo, pero que se construyen en lo colectivo.
  
   Desde este punto de vista me cuestiono sobre ¿cuáles han sido esos escenarios en los que las personas se han acercado y relacionado con la cultura escrita?, ¿qué actores han intervenido? y ¿en qué contextos se han llevado a cabo dichos procesos? Por medio de estos cuestionamientos busco comprender cómo el aprendizaje de la lecto-escritura y las formas como nos hemos acercado o alejado a esta práctica, hacen parte importante de los recuerdos que acompañan nuestra biografía. Recuerdos cargados de momentos satisfactorios o frustrantes que han sido determinantes en nuestra experiencia y posterior aproximación con el mundo de las letras.

    Comencemos por tener en cuenta que la historia indica que desde hace más de 5,000 años la lectura y la escritura fueron creadas por el hombre con el ánimo de conservar y transmitir sus experiencias a las nuevas generaciones, en este sentido Ariel Gutiérrez (2009) menciona que “leer es tan antiguo como el acto de escribir, tanto la lectura y la escritura fueron creados por el hombre para conservar los conocimientos adquiridos como fruto de sus experiencias y poder comunicarlos y transmitirlos a las generaciones venideras, y así poder sobrevivir a los peligros que continuamente le asechaban” (p.31).

   Seguida a esta intensión de conservar y transmitir conocimientos se suma la necesidad de ordenar y plasmar las ideas que se generan en el pensamiento y que se transmiten en la oralidad, dando paso a lo que conocemos como texto, pero ¿qué podemos entender cómo texto? y ¿cuál es su relación con el habla? Preguntas que al parecer son simples, pero que plantean una complejidad en la manera en que la oralidad se vuelve escritura. Con relación a lo anterior Paul Ricoeur (2001) en su ensayo titulado De la hermenéutica de los textos a la hermenéutica de la acción, menciona que “la escritura no agrega nada al fenómeno del habla, a no ser la fijación que permite conservarla; de allí la convicción que la escritura es una habla fijada, y que la inscripción asegura al habla su duración gracias al carácter de la imagen; el texto es un discurso fijado por la escritura” ((p.128).

     Desde el terreno de lo biográfico, cuando las personas evocan la manera en que se acercaron a los proceso lecto-escritores, es frecuente escuchar múltiples experiencias que han quedado presentes en la memoria, cargadas de sucesos, personajes y lugares; experiencias que se han transformado en recuerdos gratos o desagradables que marcaron la enseñanza de las primeras letras en la infancia. Para muchas personas, el acercamiento al mundo de lo escrito estuvo permeado por una serie de vivencias que se relacionan con experiencias en las que intervienen múltiples escenarios, actores y contextos. Con relación a lo anterior Joelle Bahloul (1998) afirma que “la lectura como práctica cultural responde a las complejas circunvoluciones de la biografía socioeducativa, socioprofesional y familiar. En este sentido se entiende por escenarios de lectura al conjunto de las condiciones sociales producto de la historia familiar, socioprofesional y educativa de los lectores” (p.23).

    Durante el tiempo en el que he trabajado en diferentes procesos educativos relacionados con niños y niñas, me he cuestionado sobre la manera en que los adultos entendemos el universo infantil, pues con frecuencia los vemos como actores pasivos en su desarrollo a quienes se debe orientar en los diferentes conocimientos y habilidades que les harán parte de las dinámicas sociales futuras; se trata desde esta perspectiva de prepararlos para las múltiples funciones de la vida adulta. Con relación a lo anterior Corsaro (2005) menciona que “los niños no están simplemente internalizando las sociedad y cultura, sino que también contribuyen activamente a la producción cultural y el cambio” (p.11). Planteamiento que nos lleva a reevaluar la forma en que asumimos a los niños y niñas, para entenderlos como actores importantes en los diferentes procesos sociales, y culturales.  

    Dando continuidad a los planteamientos teóricos relacionados con la importancia de las contribuciones de los niños y niñas, Qvortrup (1991) plantea que “la infancia es una forma social y los niños son co-constructores activos de sus mundos sociales” (p,12). Este argumento reitera la necesidad de plantear acciones educativas, sociales y culturales que contemplen la infancia como un proceso de desarrollo en el que el individuo hace parte activa de dicha construcción.
     Para muchas personas la escuela primaria fue uno de los primeros lugares en los que se tuvo acceso al mundo de lo escrito, en este contexto las prácticas de lecto-escritura han estado mediados por el intento de alfabetización de los docentes, con el afán de enseñar a los niños y niñas, las principales habilidades que se consideraban necesarias para la vida; en este escenario el aprender a leer y escribir, se limitaba a realizar acciones repetitivas, y a emitir sonidos  carentes de sentido, interés y practicidad. En este sentido el aprendizaje de la lecto-escritura en el contexto escolar se ha caracterizado por el reconocimiento de los códigos alfabéticos, el método silábico y la memorización de fragmentos y contenidos, donde la cartilla de texto, y la tarea escolar asumen un papel protagónico en la enseñanza de las primeras letras; protagonismo que continua presente en las prácticas pedagógicas de la actualidad donde  los maestros carecen de estrategias que permitan adentrar a los estudiantes a la cultura escrita desde el disfrute y la imaginación. 

          Culminando con el recorrido propuesto al inicio de este texto, resulta necesario reconocer el contexto familiar como un lugar en el que confluyen múltiples experiencias, históricas, sociales y culturales, en este sentido es importante comprender cómo en las biografías familiares y en las relaciones afectivas que allí se establecen, también se vivencian diferentes escenarios que han sido determinantes para la práctica lecto-escritora de los sujetos. Relacionado a lo anterior Poulain (2011) menciona que “los padres son los compañeros indispensables de la escuela en la introducción del niño al universo de lo escrito” (p. 197). Lo anterior permite también reflexionar en torno a las diversas formas en que la familia y la escuela se han encargado de distanciar la práctica lectora de los intereses de los niños y jóvenes, desconociendo las diversas formas y maneras en la que los sujetos se acercan al mundo de los escrito, aún más, si se tienen en cuenta los avances de las nuevas tecnologías en las que los textos se encuentran en diferentes formatos y que permiten interactuar de manera inmediata en el mundo de los escrito.

   Concluyendo con los planteamientos de este texto y con relación a las preguntas planteadas al inicio, resulta interesante comprender la manera subjetiva y colectiva en que las personas se acercan a la práctica lecto-escritora desde diferentes escenarios que están continuamente permeados por aspectos sociales, culturales, políticos, históricos y económicos, y como estos hacen parte de su biografía de vida.  


 Referencias
* Bahloul, Joelle.(1998). Lecturas precarias. Estudio sociológico sobre los “pocos lectores”.  México. Fondo de Cultura Económica.
* Corsaro, William  (2005). Collective action and agency in young children’s peer cultures. Department of Sociology Indiana University, Bloomington USA.
* Poulain, Martine (2011). “Una mirada a la sociología de la lectura”. En Perfiles Educativos, vol XXXIII, núm, 132, 2011, pp. 195-204. Recuperado de: http://redalyc.org/articulo.  
* Ricoeur, Paul (2002). “Qué es un texto?; “El modelo de texto: la acción significativa considerada como texto. En Del texto a la acción. Ensayos de hermenéutica II (pp.127-196). México: Fondo de cultura económico.  

1 comentario:

  1. Se sugiere que que el fenómeno de apropiación de la lectoescritura, en sí mismo, es un proceso interpretativo (un texto) que ha sido poco trabajado con relación al escenario de aprendizaje, especialmente en la infancia.
    Se recupera la relevancia del escenario y las interacciones sociales para la reconstrucción de significados en torno a la alfabetización lectoescritora: nuevos procesos interpretativos sobre esta práctica.

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